
Me pregunto si algún día podré borrar de mi mente su rostro tan cerca al mío, su pequeña cabeza sobre mi pequeño pecho, y si podré probar otros labios sabor a alcohol y el humo del cigarro quedado en su boca.
Trato de pensar en otra cosa que no sea Maju, pero no puedo, a los ojos no puedo mirar, porque temo quedarme estática, tengo miedo a amar.
Me pregunto y me sigo preguntando el porqué de esa madrugada, al cual no pretendía hacer nada, no esperaba nada, o tal vez en mi subconsciente si, más no pensé hacerse realidad, lo veía tan lejano pero el alcohol a veces puede hacerme tan feliz.
Con esos 10 segundos que duró en intercambio labial, pasaron mil cosas por mi cabeza, una de ellas era si podría volver a estar así, si dormiría otra vez en sus brazos, pero tal vez, esta vez, ya no se excuse en el alcohol, y no piense que soy otra más buscando una boca a quien le me mueva el piso y lo que lleva en el cuerpo.
Es la segunda boca que se atreve a besar la mía (y lo logra), y la primera boca que besa mi oreja izquierda, y doy permiso para que su mano esté sobre mi pequeño estómago… no entiendo porqué no paré si sabía que me iba ser más daño ( me apoyo en el alcohol), y por la cual no estaría escribiendo esto, pero aunque no quiera saberlo y quiera negarlo, me gustó demasiado pero a la vez me lastimó, y creo haberme enamorado, no del beso, si no de Maju. Maju no se enamoró.
No quiero llamar lo que siento, “amor”, porque amor solo existe entre dos, en mi caso, no encuentro todavía a mi uno, y si Maju fuera mi uno, mandaría al carajo todo, y me jodería yo sola, arriesgaría todo lo que no he arriesgado, daría todo lo que no he dado.
Es increíble cómo me puede gustar su estado etílico y su estado sobrio, su coquetería y su seriedad, su egoísmo y su solidaridad, su franqueza y sus mentiras, su debilidad y su fortaleza, su niñez y su madurez, su alegría, y tristeza. Tantas cosas que veo en Maju y no en mí, tanto que quiero y no quiere, tanto que cansa y lastima, tanto que debo dejar para poder volar.
A todo esto llego a la conclusión que todo quedó en un recuerdo más, en una historia para mis hijos y nietos, en algo que no sucederá por el resto de mi vida, la cual vive conmigo, la cual está en todos mis pasos, oraciones y canciones. Porque fui feliz e infeliz, porque no olvidarè, porque su piel ya no estará tan cerca a la mía, porque no me cogerá la mano para explorar el mundo, porque ya me cansé de esperar, porque no será con quien yo envejezca, porque la boca de Maju, no volverá a ser mía.